domingo, 29 de marzo de 2009

A UN JESUITA GIJONES EN CHINA


Este gran hombre, jesuita Don. Luís Ruiz de 96 años de edad, lleva en China desde 1931, donde encontró su hogar en Macao. Vivió el exilio español con la expulsión de los jesuitas y también estuvo encarcelado en china. Unos le llaman "Ángel de Macao" y otros "hombre de la montaña.



Por primera vez va a la isla de Dajin, provincia de Guangdong, donde el gobierno tenía confinados a los leprosos y después de sacrificios y peripecias para llegar, primero en barca escondiéndose de los guardias del gobierno y después subiendo por las montañas donde estaban desperdigados estos enfermos, pudo verles e invitarles a fumar un cigarrillo de los muchos que llevaba en los bolsillos, cuando los miró se dio cuenta de que no tenían manos, les encendió el pitillo y se lo ponía entre los muñones, a otros entre los labios, así se fue haciendo amigo de estos seres que le miraban con extrañeza.


Lleva fundadas 140 leproserías, cuatro asilos y centros para enfermos mentales, escuelas para niños de los enfermos, comedores populares , dispensarios y hasta hogares para enfermos de sida que dependen de la Casa Ricci de servicios sociales y que se extienden por toda la República, desde Hebel a Shandong pasando por Sichuan, Fujian y Yunan, entre otros lugares.


El camino no ha sido fácil, tuvo muchas dificultades, con respecto a la pobreza se sumaron las burocráticas. Sus primeros trabajos los realizó en la clandestinidad en 1999, cuando Macao pasó de colonia portuguesa a protectorado chino le prohibieron ayudar a los refugiados.


Cuando llegó por primera vez a Dajin, vivían en la isla 1200 leprosos, de los que 300 gracias a su ayuda se reisertaron en la sociedad y otro 800 fallecieron con los años. A través de sus benefactores repartidos por medio mundo, reconstruyo las casas que estaban medio reduidas, edificó cocinas, contrató cocineros que ofrecían una dieta equilibrada a los leprosos. La isla empezó a ser un lugar lleno de vida y esperanza para estos enfermos. Tres hermanas indias se quedaron para atenderles en lo más básico, como bañarles etc.etc. no solo eso, la hermana Omana Maliakal sostiene que la isla pasó de ser "un lugar solitario" a ser una isla llena de música, porque a este siervo de Jesús que fue monaguillo en la iglesia, le gusta cantar y canta con sus amigos los leprosos siempre que puede. Desde Dajin a Yunnan, Guizhou, Sichuan.....mientras en todo el territorio , por muy remoto que fuera el rincón, se corría la voz de que un religioso extranjero ayudaba a los leprosos y sus hijos, a los que dio educación y liberó de la exclusión social.


Durante la última visita hecha al Hogar de la Alegría con sus 95 años cumplidos, en todas las imágenes se ve al padre Ruiz contento, conoce el nombre de todos los niños, canta el "cumpleaños feliz" corta la tarta y, en suma disfruta de a fiesta que le recuerda que el tiempo pasa, pero su labor debe continuar. <>, suele decir.


A pesar de tener que usar bastón y para desplazamientos largos silla de ruedas, aun sigue oficiando misa, continua cerca de los necesitados y, aunque lejos, se ha convertido en una celebridad con condecoraciones como la Medalla de la Orden del Merito Civil del Gobierno de Macao ¿1994?, la Cruz de Caballero de la Orden de Isabel la Católica de España¿1994? y la Encomienda de la Orden del Merito de Portugal.


Una vida la de este padre sin el lustre de otros personajes de la solidaridad universal como Madre Teresa o Vicente Ferrer, pero que sera inmortal en sus obras. Desconocido en su tierra natal, fue propuesto en 1999 para el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.


El padre Ruiz es un ejemplo envidiable de vitalidad.


Este blog se lo dedico a este ser tan humano y además de mi tierra.